Bogotá D.C. 08 de junio de 2016
Señores:
Fundación Monseñor Emilio de Bigard
Gimnasio Moderno
Ciudad
Son los sueños aquellos que nos llevan a grandes lugares, muchas veces solo necesitamos una mano que nos ayude a lograrlos. Afortunadamente encontré en mi camino el puente para llegar muy lejos y para cumplir una de mis tantas metas, hoy doy gracias porque culmine mi ciclo universitario, gracias a su apoyo, a las alas que me dieron para volar y la fuerza que me brindaron en mi camino universitario.
Gracias por creer en nosotros por darnos la oportunidad de elegir un mejor camino cargado de recompensas, gracias por confiar a ojo cerrado en nuestros ideales, en lo que somos, en lo que con el paso del tiempo vamos construyendo.
Dentro de este proceso universitario crecí como persona, y como profesional, fue un camino cargado de gratificantes experiencias y valiosas recompensas. Ahora comprendo que el conocimiento es un valioso regalo, pues nadie nos podrá quitar lo que hemos aprendido, lo que con pasos fuertes vamos construyendo. Son ustedes quienes nos regalan uno de los tesoros más preciados a jóvenes que como yo tienen ganas de salir a explorar y volar sin que sus alas sean cortadas.
Las palabras no alcanzan para describir lo agradecida que me siento y lo feliz que me hace avanzar un paso más en los sin fin de sueños con los que cuento. Los años pasan dejando grandes cosas a su paso y son los recuerdos los que nos hacen sentir que estamos llenos de vida, pues me parece mentira que hace tan solo cinco años me estuviera graduando de aquella casa de techo azul que me vio pasar una hermosa época de mi vida.
Aquella casa que alberga esperanzas, sueños y metas, que resguarda a profesores, médicos, investigadores, bailarines y así grandes hombres y mujeres que están en pies de lucha para alcanzar sus sueños. La oportunidad que nos brindan a cada uno de nosotros trae consigo alegría a padres, hermanos, abuelos y toda una generación que puso en nuestras manos toda la fe para cambiar el rumbo de la historia.
Cada vez que se gradúa un becado, se gradúa consigo una esperanza, una familia llena de orgullo, hermanos con ganas de seguir nuestros pasos, no es el cartón del título en sí, o el hecho de llamarnos ahora profesionales, es todo lo que hay construido detrás lo que agradecemos, lo valoramos.
Espero con gran convicción llegar un día hacer la labor que ustedes hacen y cambiar la vida de jóvenes con grandes metas como lo hicieron con la mía. Espero seguir creciendo como profesional y mucho más como persona, nutrir conocimientos y fortalecer cada peldaño alcanzado.
Gracias Fundación Monseñor Emilio de Brigard.
Yuri Sarid Cruz Rodríguez
Comunicadora Social